Un gesto tan habitual como abrir el grifo y que de él salga uno de los sustentos de nuestra vida: el agua. ¿Habías reparado en su importancia? Si eres una de las personas que cada día tiene acceso a agua potable en casa, considérate afortunada, pues 1 de cada 10 personas en el mundo no tiene acceso a agua potable.

Aunque el 70% de nuestro planeta es agua, solo un 0,025% es apta para el consumo humano. Por tanto, es un tesoro que hay que cuidar. Precisamente son los países con mejor acceso al agua los que mayores atentados cometen contra ella. Elevados niveles de contaminación, sistemas de producción insostenibles, uso de plásticos…

Bajo el lema ‘Ver lo invisible, el valor del agua’ se celebra estos días la Semana Mundial del Agua, una cita que tiene lugar anualmente en Estocolmo y que aborda los retos a los que se enfrenta el mundo para garantizar el acceso a todas las personas. Como imaginaréis, hay mucho trabajo por delante.

Por aquí algunos datos: 2022 es el tercer año más seco del siglo XXI, embalses y cuencas hidrográficas por debajo de su nivel habitual, lluvias un 30% inferiores a lo normal, sequías severas, olas de incendios, temperaturas cada vez más altas y así un largo etcétera. Las señales de alerta no pueden ser más claras: el mundo se seca. 

¿Qué puedes hacer tú?

Desde Ochotumbao te proponemos algunos gestos para cuidar el agua y algo muy sencillo: comprométete con alguno de ellos (si es posible con todos, ¡mejor!). 

  • Reduce tu gasto de agua. Trata de minimizar el despilfarro de agua en tu hogar.
  • Consume productos de temporada. La naturaleza es sabia y da aquellos productos que, en función de las condiciones climáticas, puede generar. Forzar cultivos y modelos de producción masivos para llenar estanterías de supermercados de alimentos que acaban en la basura es uno de los mayores abusos que se cometen contra el planeta y que, por ende, afectan directamente a la disponibilidad del agua. 
  • ¡Di no a los malos humos! Reduce tu nivel de contaminación. Usa transporte público o transportes menos contaminantes y, en relación al punto anterior, comprar productos de cercanía también ayudará a reducir tu impacto medioambiental. Y por supuesto, cuidar el aire que respiramos repercute directamente en la calidad de las precipitaciones. 
  • Utiliza fórmulas respetuosas con el medio ambiente. Los plásticos y otros tantos residuos de nuestro día a día -cremas solares, champús y geles, productos de limpieza, lejías…- van a parar a los mares y océanos causando un importante problema de contaminación en aguas que son el hogar de miles de especies animales.
  • Apuesta por una filosofía vegana. La realidad es esta: la producción de alimentos, especialmente la de carne, generan un enorme impacto en la emisión a la atmósfera de gases de efecto invernadero.
  • Comparte tus gestos. Compartir tu iniciativa con otras personas despertará conciencias a tu alrededor. ¡Predica con el ejemplo!

Teniendo en cuenta esto ya estarás haciendo mucho, aunque siempre es posible hacer mucho más. Recuerda que la crisis climática es una de las mayores amenazas para el agua y, por tanto, para la vida.  Aprendamos a mirar para “ver lo invisible”.